En la descripción nos dan detalles del lugar o de los personajes.La descripción está ligada a la necesidad de ver a través del lenguaje, de las imágenes, y por ello mismo utiliza la categoría espacial, mientras que la narración se limita, por lo general a la categoría temporal.
L a descripción puede aparecer la principio de la novela, cuando se presentan los personajes, al centro y al final de ella. No hay lugar fijo.
Ejemplo:
Hasta que pasó un año no estuvo tranquilo a ese respecto, pero una vez hubo transcurrido ese tiempo se
decidió a visitar la caverna en compañía de su hijo y de la avisada Morgana. Ésta, que durante el camino no
dejó de observar cuanto veía, al llegar a la roca se apercibió de que los arbustos y las grandes hierbas obstruían
por completo el sendero que rodeaba a aquélla y que, por otra parte, en el suelo no había rastro de pisadas
humanas ni huella alguna de caballos, por lo que, deduciendo que desde mucho tiempo atrás nadie
debía haberse acercada a aquellos parajes, dijo a Alí Babá: “¡Oh tío mío! ¡No hay inconveniente; podemos
entrar sin peligro!” Alí Babá extendió las manos hacia la puerta de piedra y pronunció la fórmula mágica,
diciendo “¡Sésamo, ábrete!” Lo mismo que otras veces, la huerta obedeció como si fuese movida por servidores
invisibles y se abrió dejando paso libre a Alí Babá, a su hijo, y a la joven Morgana.
Ejemplo:
Hasta que pasó un año no estuvo tranquilo a ese respecto, pero una vez hubo transcurrido ese tiempo se decidió a visitar la caverna en compañía de su hijo y de la avisada Morgana. Ésta, que durante el camino no dejó de observar cuanto veía, al llegar a la roca se apercibió de que los arbustos y las grandes hierbas obstruían por completo el sendero que rodeaba a aquélla y que, por otra parte, en el suelo no había rastro de pisadas humanas ni huella alguna de caballos, por lo que, deduciendo que desde mucho tiempo atrás nadie debía haberse acercada a aquellos parajes, dijo a Alí Babá: “¡Oh tío mío! ¡No hay inconveniente; podemos entrar sin peligro!” Alí Babá extendió las manos hacia la puerta de piedra y pronunció la fórmula mágica, diciendo “¡Sésamo, ábrete!” Lo mismo que otras veces, la huerta obedeció como si fuese movida por servidores invisibles y se abrió dejando paso libre a Alí Babá, a su hijo, y a la joven Morgana.
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